Arturo López-Callejas califica a la oposición en Cuba de "nuevos saltimbanquis"

En una tribuna publicada hoy en el la página digital Cubaencuentro, el principal activista del gobierno cubano en el exterior, arremete contra la oposición a la que califica de «nuevos saltimbanquis» y explica las cuatro razones por la cuales ésta debería cambiar de estrategia si pretende que la tomen en serio.
Callejas es un cubano de origen judío, utiliza el apellido Levy (que no es suyo) para buscar simpatizantes entre la potente comunidad semita en los Estados Unidos. Esta estrategia ha dado resultados consecuentes y hoy el señor López puede considerarse satisfecho de los resultados alcanzados en apenas cinco años.

En la opinión de Callejas las razones por las cuales la oposición no consigue despegar con las siguientes:

 

  1. El discurso de los opositores en gira ha sido más denuncia que anuncio. Han ratificado sus críticas bien sabidas al gobierno cubano pero sin anunciar propuestas viables sobre los problemas medulares del país, como el manejo de la economía, la relación cívico-militar o como piensan participar en el sistema político vigente.
    De hecho, los “nuevos” opositores en gira son un retroceso con relación a las previas propuestas socialdemócratas y demócrata-cristianas del recién fallecido Oscar Espinosa Chepe, del proyecto Varela de Oswaldo Paya y el movimiento Armonía liderado por Yndamiro Restano. En aquellos casos, con demandas concretas de la población, había una estrategia para ensanchar los límites del sistema vigente hacia mayores libertades civiles y políticas, preservando un estado de bienestar. La nueva oposición parece movida por la esperanza de que el gobierno escuche sus denuncias y los llame a dialogar porque tienen el apoyo de Estados Unidos. Cuba no funciona así.
  2. Ambigüedad y complicidad de los girantes con respecto al embargo y la inclusión de Cuba en la lista de países terroristas: En lugar de promover una oposición leal, acorde a la cultura nacionalista cubana, que denuncie los rasgos totalitarios del gobierno pero compita y coopere repudiando el embargo por “plattista” (término injerencista que refiere a la continuidad entre el embargo y la enmienda Platt); los opositores en gira han mimetizando su visión a la del exilio tradicional. Han llamado a la dictadura de Batista (Berta Soler) una “tacita de oro”. En el mejor de los casos han moderado su previa oposición al embargo (Yoani Sánchez) y en el peor lo han respaldado (Antúnez y Antonio Rodiles). Ante la inclusión de Cuba en la lista de países terroristas, Sánchez ha dado una respuesta tan poética como poco seria: la Isla debe permanecer allí porque “los Castro no han guardado las pistolas”.
    Tres excepciones, no por casualidad con menor relieve en la propaganda de Radio Martí son Manuel Cuesta Morua, Miriam Leiva y Oscar Espinosa Chepe, que si se oponen a la política de aislamiento y hostilidad. Aun después de fallecido Oscar Espinosa Chepe, los obituarios ocultan que el economista se opuso siempre al embargo estadounidense y al involucramiento del gobierno estadounidense en el manejo de las actividades opositoras, más allá de la ayuda humanitaria a las víctimas de represión o sus familiares.
  3. Las presentaciones en el exilio de los girantes han sido más propaganda y agitación que modelo de democracia. En lugar de dialogar con los que se oponen a sus posturas, el embargo (en el caso de Antúnez o Guillermo Fariñas) o la inclusión de Cuba en la lista de países terroristas (Yoani Sánchez), los girantes han ignorado las mayorías existentes sobre esos temas en Cuba y la emigración. En lugar de organizar debates —como se hace en muchas universidades de EEUU sobre temas como el conflicto árabe-israelí, con diferentes puntos de vista—, las Universidades de Miami e internacional de la Florida (FIU) solo han estado abiertas para las visiones afines a los viajantes opositores, que repiten el discurso exiliado no ya sobre el gobierno cubano sino también sobre la sociedad civil cubana, incluyendo ataques contra la Iglesia Católica. Ante el más mínimo pedido de debate se argumenta la importancia de la unidad anticastrista para cerrar cualquier discusión abierta sobre los diferentes proyectos de país. En Columbia University los profesores Ted Henken y Mirta Ojito prepararon a Sánchez un agasajo, sin debates académicos ni ponencia alternativa. La única ocasión en que alguien pudo interpelar a Sánchez desde posiciones de mínima equidad, en el congreso brasileño, la bloguera dijo cosas de las cuales luego se desdijo.
  4. Los opositores girantes han tenido escaso impacto en Cuba porque sus giras, más allá de lo celebratorio, no han repercutido en la política estadounidense hacia Cuba. Frente a los que defienden el embargo y hasta el uso del terrorismo, los girantes evitan referirse a esas prácticas repudiadas por el pueblo de Cuba. A cambio de ese silencio, Marco Rubio, Ileana Ros-Lehtinen, y Bob Menéndez les han prodigado abrazos. ¿A qué político no le gusta que le repitan lo que quiere oír, sin discutir diferencias?

Concluye el señor López su exposición ironizando sobre el nombre del grupo encabezado por Antonio Rodiles y tildando de fantasiosas las pretensiones de «sublevación militar» o de «paro nacional», defendidas por los opositores Fariñas y Antúnez.
 

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