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Andalucía: La Semana Santa no es de origen morisco…

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Lo que parece una obviedad, sin embargo, hay que resaltarlo. Hace tiempo, en clave de ironía y humor, escribíamos lo siguiente:

Habida cuenta del éxito del artículo y de que el andalucismo continúa con sus indigestas mezclas de progresismo e islamofilia, creemos procedente hacernos eco de comentarios de historiadores muy interesantes al respecto.

A saber:

Jesús Romanov López-Alfonso

«Anoche, viendo el programa sobre Semana Santa en Andalucía de Canal Sur, oí algo que me dejó patidifuso; el origen de la expresión popular e incluso de la vestimenta mariana en color blanco de las Dolorosas, está en las bodas moriscas. Así, sin más, se suelta en una televisión pública algo que es totalmente falso y lo que es peor, se desinforma a una población con no se qué motivos, probablemente con la absurda idea de vincular todo lo andaluz a lo musulmán ¡Como si no hubieran tenido presencia en casi toda la Península Ibérica!

¿Nadie va a hablar de los movimientos de flagelantes en la Baja Edad Media? ¿Y del teatro sacro? ¿Y de las primeras hermandades de sangre que salían a la calle con disciplinas? ¿No les ha dado por leer las reglas de las cofradías en las que hasta finales del XVIII aún se podía leer que no se admiten a moriscos ni judíos? ¿Qué pasa con la devotio moderna? ¿Y con la Reforma Católica de Trento? ¿Y con las vestimentas del luto de los Habsburgo de las Dolorosas en todo el mundo Hispánico? ¿No saben que éstas no se visten de blanco hasta bien entrado el siglo XX? ¿A nadie le ha dado por mirar el proceso de Reconquista y Repoblación en la Baja Andalucía que es diferente al del Reino de Granada? ¿De verdad se quiere hacer creer que el origen de la población actual es musulmán cristianizado? ¿Por qué se quieren establecer paralelismos con la evangelización de América (en la que sí se toman elementos precolombinos en su religiosidad) en algo que no tiene nada que ver? ¿De verdad nos creemos que en las procesiones de Semana Santa de la Baja Edad Media y Antiguo Régimen ya existía el «¡Guapa guapa!» y las petaladas?

No soy una persona amiga de polémicas, pero como historiador y estudioso de este tema en concreto, me duele mucho y me ofende que se expongan en televisión cosas que no son verdad y lo que es peor, que se extienden entre la gente. Sin embargo, como siempre, la historia tiene la mala costumbre de ser tozuda e imponer la realidad.»

Ignacio Sánchez Rico añade:

«Ayer, mi amigo Jesús Romanov López-Alfonso, publicó un acertado comentario critico acerca de unos declaraciones vertidas por un profesor en el nuevo programa que Canal Sur está realizando sobre la semana santa. Estas estaban referidas al origen morisco de aspectos de la religiosidad popular andaluza, en concreto al uso del blanco en la vestimenta de las dolorosas, que según este iluminado derivaba de las novias moriscas.

En un principio, yo no había visto ninguno de los dos programas, pero el comentario de Jesús me picó la curiosidad. Una vez visionados, he de decir que los errores no se limitan sólo al referido comentario, es mucho peor, ya que otros participantes expusieron argumentos ya superados con multitud de errores, e incluso el guion del conductor del programa está lleno de tópicos sin ningún rigor.

No me explico que al lado de gente seria y con rigor como Amparo Rodríguez bavío o M. Jesús Roldán, se sitúan al mismo nivel historiadores y documentalistas que no tienen actualizadas sus fuentes y sigamos repitiendo lugares comunes sobre gremios que no existían cuando se fundaban algunas corporaciones, o tópicos sobre los colores, los cortes de los palios y demás zarandajas.

En contestación al supuesto origen morisco del blanco en las vestimentas de las vírgenes, he de decir que el atuendo primigenio de la dolorosa de vestir hispánica proviene del protocolo borgoñón, que usaba vestimentas negras con una toca blanca que envolvía el rostro tal como las vemos representadas en la pintura Flamenca. Este será el atuendo que adopten los Austrias mayores para el luto de la corte durante el siglo XVI y el que siguen todas las dolorosas de vestir de los territorios hispánicos, cuando aparezcan este tipo de imágenes en la segunda mitad del referido siglo.

En el primer tercio del siglo XVII es cuando se va desarrollar el largo de la toca, llegando a las rodillas e incluso casi a los tobillos, tal como vemos en los retratos de la reina Mariana de Austria. Esto podría dar lugar a la confusión de la toca con una saya blanca, pero realmente nunca fue así.

En el siglo XVIII, con la llegada de los borbones se abole la vestimenta de viuda de los Hasburgo y solo queda fosilizada en la vestimenta mariana. Ahí es cuando comienzan a ornamentarse con bordados, conchas de oro y encajes, dando la sensación de que las tocas son sayas bordadas, aunque realmente seguían siendo tocas que descendían desde el rostro. En el último tercio del siglo XVIII veremos acortarse de nuevo las tocas y será cuando aparezcan sayas en tonos oscuros con cenefas bordadas en los bajos.

A principios del XIX, en Sevilla se eliminan las tocas y aparecen tocados que muestran el cuello por primera vez y empiezan a documentarse los primeros mantos de color distinto al negro, aunque solían ser de tonos oscuros como los morados y los azules. No será hasta la segunda mitad del XIX cuando veamos otros colores más vivos y las primeras sayas blancas bordadas, que tan de moda se pusieron en el siglo XX, sobre todo en las dolorosas de cofradías de corte popular.

Así que de origen morisco, nada de nada, sino más bien todo lo contrario.»

Y volvemos con Jesús Romanov López-Alfonso:

«DEVOTIO MODERNA

Sois varios los que a raíz de la publicación de ayer, me habéis preguntado por varios conceptos que comenté en cuanto al origen de las cofradías de Semana Santa. Hay que viajar a la Baja Edad Media, y trasladarse a la Reconquista del Valle del Guadalquivir por Fernando III. Este proceso coincide con el auge del culto a la Virgen María y el comienzo de un movimiento en el que la humanidad de Cristo comenzará a cobrar cada vez mayor protagonismo, desde su infancia hasta su resurrección. La Pasión pronto comenzó a cobrar una enorme importancia, gracias a las meditaciones de San Anselmo, San Bernardo y sobre todo a San Francisco de Asís y de ahí que las imágenes del Crucificado muestren los efectos del martirio, el dolor y la muerte. Para la sociedad del momento todo ello era familiar; la muerte estaba presente tanto de modo natural como catastrófico (guerras, epidemias) y van a desarrollar la idea de sufrir con el Señor, es decir; voy a vivir mi dolor solidarizándome con la Pasión, voy a sentir la perdida de mi hijo (algo muy común) tal como lo hizo la Virgen. Jesús es, además de Dios, también hombre, y si bien nunca voy a poder llegar a su divinidad, si podré experimentar su humanidad y sobre todo, reconocer en el otro a Cristo sufriente, compasivo y solidario. De este modo comenzará una nueva religiosidad que será la base de lo que actualmente vivimos, y florecerá en obras como la «Imitación de Cristo» de Tomás de Kempis. Esta es una de las claves para entender el origen de las cofradías de penitencia; el experimentar en uno mismo las vivencias de Jesús.»

Así las cosas, en la medida de nuestras posibilidades, siempre ayudaremos a desenmascarar las mentiras hispanófobas/separatistas, que no sólo encuentran eco en Cataluña o Vasconia, sino que están mucho más extendidas de lo que parece.

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