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Ahora hubiera sido el momento

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Ahora hubiera sido el momento político y económico adecuado para que un país, EE.UU. que desde que nació ha creado, financiado, y beneficiado guerras por cientos, dejase su mal hacer mundial, y se dedicase a otros menesteres diferentes que los de generar muerte y hambrunas.

Pero, el fascismo europeo, encabezado nostálgicamente por el Vaticano, que rememora con ilusión los victoriosos años cuarenta del siglo pasado cuando se consolidó como potencia económica y mandó al paro a las denominadas ordenes mendicantes, no hace mucho que se ha apoderado al completo de la totalidad mayoritaria de la economía Usa, y, con la paciencia y saliva habitual de la secta religiosa, están logrando destruir el amago de unión de Europa.

Y como en Europa existen países, como el caso de España, que en ningún momento han dejado de ser fascistas y la mayoría de sus mandos les encantan los planteamientos del abuso y guerra con aquellos pueblos y gentes que en principio los consideran como seres inferiores, los Usas se sienten en España como en su casa; un lugar y país desconocido, que no saben ni donde están la inmensa mayoría del orgullo EE.UU.

Refiere el buscador Google, que ya en EE.UU. gana por goleada de seguidores el catolicismo sobre todas las demás sectas religiosas; y tal triunfo es un basamento para ver el modo y manera de evitar, al precio de costo que sea, que el ateísmo de las sociedades orientales europeas y asiáticas, no vayan a poner en circulación otra vez a las ordenes mendicantes, y acaben con los logros económicos que el fascismo religioso alcanzó principalmente en la década de los años cuarenta del siglo pasado.

En la España actual, todo lo que huela a ir vestido de domingo en la procesión luciendo uniforme o traje nuevo, es algo que emociona a los más numerosos en gente de los partidos políticos españoles que, al margen de los votos de obediencia en las numerosas sectas de las sectas, todas amante de la guerra contra los ateos, no han dejado de mandar y disponer, y siguen emocionados con la conservación de que todo siga igual, y no exista colesterol alguno en el noventa y nueve por ciento de las gentes del llamado mundo libre occidental cristiano.

En un plan urdido con la paciencia sajona Inglaterra se salió de la llamada Unión (desunida) Europea, mientras nuestra libre y amante de la verdad prensa española “sentía piedad” por lo mal que lo iban a pesar los ingleses fuera de Europa, y especialmente fuera de España. Y todo el plan urdido ha logrado objetivos increíbles por lo fácil que ha resultado mandar al carajo a Europa y ponerla a los pies de los cascos de los cañones y las bombas atómicas.

EE.UU. a modo de un huracán que ya no tiene fuerza, ha vuelto a cargar su energía aquella que cargo en la denominada Primera y Segunda Guerra mundial, y, la realidad de la carga de energía política parásita, ha superado todas las expectativas porque de algo habrán servido los rezos religiosos.

La Tercera, y puede que la última guerra mundial, tiene en franco estado eufórico de alegría al amasijo EE.UU.-Vaticano, ante la mirada complaciente y los aplausos de países obedientes como España, que hubiese cometido una excepción histórica si en vez de darle cobijo y asistencia a la muerte y la destrucción fascistas, hubiese pensado que no a todo el pueblo español le gusta la guerra y morir temprano por la patria que es de otros, nunca de ellos.

En Madrid, en España, se ha cargado el huracán mundo occidental cristiano, y, en adelante, nadie es capaz de predecir que es lo que pasará.

Pero lo que sí está claro que viniendo de la gente de donde vienen los soplos huracanados, no se puede espera nada bueno.

Y puede que, por la ocasión y circunstancia armamentista, nada bueno para nadie.

Salud y Felicidad sin Otan. Juan Eladio Palmis.

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