Agustín de Foxá hacia el final de su vida

“Y pensar que después que yo me muera,
aún surgirán mañanas luminosas;
que, bajo un cielo azul, la primavera,
indiferente a mi mansión postrera,
se encarnará en la seda de las rosas.
Y pensar que desnuda, azul, lasciva,
sobre mis huesos danzará la vida,
y que habrá nuevos cielos de escarlata
bañados por la luz del sol poniente,
y noches llenas de esa luz de plata
que inundaron mi vieja serenata
cuando aun cantaba Dios, bajo mi frente.

Y pensar que no puedo en mi egoísmo,
llevarme al sol ni al cielo en mi mortaja;
que he de marchar yo solo hacia el abismo,
y que la luna brillará lo mismo,
y ya no la veré desde mi caja”.

Agustín de Foxá

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