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Acoso y derribo de lo hispano

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La Hispanidad empieza en Cuba

entre otros valores, Cuba encabeza el sentimiento de Hispanidad, porque se lo ha ganado

Para un programa con esos fines de acoso y derribo de todo lo que huela a hispanidad iniciado, sufragado, jaleado y mantenido desde EE.UU, qué mejor territorio que el boliviano, donde los gringos, juntamente con sus primos ingleses, tradicionalmente cometieron los golpes de estado que les vino en gana años atrás, algunos de una hora para la siguiente, con los dineros y recursos ganados en las guerras del Chaco.

En un territorio así, los Evo Morales no pueden ser bien recibidos, porque entorpecen el tremendo trabajo democratizador de los desinteresados EE.UU, cuya misión evangelizadora de la libertad en los territorios indianos, está mucho más que demostrada, y todo lo que se escriba en contra de ese gran principio de libertad y desinterés que mueve al capital que patronea los citados EE.UU, es gana de poner caliente a la marrana para nada.

Pero existe un «pero» en Bolivia, que es el mismo pero que nos une a todos los hispanos, en la contra, incluso de los sucesivos gobiernos que hemos tenido en la propia España, donde el concepto de hispanidad se la suda a los gobernantes hispanos, y no le han dedicado ni un maravedí, ni un real, ni una peseta, ni un euro, desde tiempo inmemorial.

Pero, el citado “pero” se basa en que lo hispano es algo popular, intimo, que ha brotado espontáneamente desde abajo del pueblo hacia arriba. Y aunque en las pocas élites económicas netamente hispanas esté poco agarrado, las gentes del común, las de la calle, lo sentimos profundamente y nos une de inmediato tan pronto nos saludamos.

España, si fuera por la dedicación de sus gobiernos hacia las gentes del común, no quedaría ni un solo español, no solo porque tanta España, España, y cuando ha llegado la hora de la verdad, hasta los reyes han dimitido de su sagrada obligación de estar junto a su amado pueblo (invasión francesa), y, actualmente, el fugaz partido político que se le llena la boca con España, España, ya está lleno de gentes obedientes a países extranjeros (Vaticano).

Pero produce una cierta tristeza el hecho que los medios, especialmente la radio y las teles de España, España, se lo pongan tan fácil y le sigan tan fielmente la corriente a la campaña de acoso y derribo de todo lo hispano a los EE.UU. Y algo meramente desestabilizador, encubridor de la realidad de la brutal injerencia de los citados EE.UU, en una gente, la boliviana, como si los medios españoles fueran de la propiedad privada estadounidense, inmediatamente le den todo tipo de cobertura informativa, alargando la mano en espera de alguna limosna por parte de los generosos para las “compras” en el extranjero EE.UU.

Del mismo modo que la China comunista es una realidad imparable a nivel mundial, la Hispanidad también es una realidad imparable que, con mayor dificulta que los chinos, al final ganaran la partida social en el continente indiano, y los EE.UU. poco a poco van a tener que dejar de mirar tanto para afuera porque sus propios pobres nacionales les pueden dar un susto tremendo.

Muy por encima de las razones económicas, que aparentan una solidez de bases inamovibles, como todo el género humano no está del todo podrido, al final la razón poética, que es la razón de las razones, termina por sobresalir en las gentes, en los pueblos; en las comuniones de identidad, que, en el mundo, por una razón rara y extraña, no se da en otros países que disponen del uso de un mismo idioma, y se ha dado profundamente e irrompible en aquello que llamamos Hispanidad.
Y a la Hispanidad está muy por encima de los culicagaos a sueldo de los EE.UU.

Salud y Felicidad. Juan Eladio Palmis

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Firmas

1 COMENTARIO

  1. QUIERO
    Quiero América
    que sepas:
    América del llanto
    y la alegría,
    que las cepas
    de tus parras
    y las de la tierra
    mía,
    dan un vino
    común:
    un mismo camino y vía.
    Y con una cuerda
    poderosa,
    un gigante que tire
    y que acerque
    estrechando
    el mar
    y aquello
    que separe
    el verso tuyo,
    el surco que labra
    el mismo hombre
    bajo la misma vara.
    Germinando
    en una semilla:
    agua hispana,
    tierra del altiplano
    y de todos tus confines
    de arriba abajo
    y de orilla a orilla,
    y sobre el error
    lejano
    se una el cóndor
    y el aguilucho
    hispano.

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