¿A qué huele La Habana?

La compañía estadounidense Demeter Fragrance Library, acaba de poner en sus catálogos el perfume “Cuba”, cuyo aroma evoca la vida nocturna habanera


LA HABANA, Cuba. – La compañía estadounidense de perfumería, Demeter Fragrance Library, acaba de poner en sus catálogos el perfume “Cuba”, cuyo aroma evoca la vida nocturna habanera. Habría que ver de qué zona de la capital cubana ha venido la inspiración.
¿Cuáles aromas acompañan a los de las hojas de tabaco, caña de azúcar verde y especias que contiene el frasco de 30 mililitros por el que se pagan 20 dólares? ¿Los que fluyen de las perfumadas noches que circunvalan a la Casa de la Música de Miramar y el cabaret Tropicana, donde asisten los hijos y parientes de los camaradas de la nomenclatura, los turistas del primer mundo, la farándula local y los patriarcas del mercado negro?
Si de olores se trata, los primeros lugares le pertenecen a los que abofetean las narices en las barriadas de La Habana. De esas ruinas convertidas en baños públicos, de los tanques de basura desbordados en las esquinas, de las cuadrillas de indigentes y las decenas de ríos de aguas albañales es que surgen los efluvios que distinguen a una ciudad literalmente en ruinas.
Por tanto el perfume de marras es una ventana para asomarse a la vida de nocturna de solo un segmento de la capital cubana. María Teresa, residente en el barrio de Belén, en La Habana Vieja, me confiesa que hace más de dos meses no usa desodorante. Su salario de 20 pesos convertibles (cerca de 25 dólares) le impide comprarlo. El que le asienta, vale 2.20 pesos convertibles. Para ella eso es un lujo. Por suerte consiguió un poco de bicarbonato y con eso va “tirando”. Lo malo, según ella, es que acaba con la ropa, pero no tiene otra opción por el momento.
La crudeza del verano, facilita el incremento de estos problemas, que tienen como telón de fondo la escasez en los suministros de agua. Miles de capitalinos la reciben esporádicamente desde hace varios lustros, a través de camiones-cisterna. En medio del ir y venir de los malos olores, lo mismo bajo el sol que raja las piedras que al amparo de la luna en cualquiera de sus fases, La Habana no califica para estar en la Colección Destino de la empresa norteamericana.
Ese perfume recrea una ciudad pulcra y hermosa. Cualidades reservadas para un sector que ha crecido en los márgenes de las consignas revolucionarias y del igualitarismo que jerarquizó la desigualdad a niveles de escándalo. La inmundicia llegó a Cuba para quedarse. Sorprende que los directivos de Demeter Fragrance Library no hayan detectado su presencia.
Tal vez pasearon por la capital de la Isla sin despegar la nariz de algunos de sus productos o sencillamente se hicieron los de la vista gorda. En definitiva su propósito es ampliar las ofertas y por ende las ganancias. ¿Qué le importa la mugre y la hediondez del proletariado y su entorno?
oliverajorge75@yahoo.com
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