La historia a su medida

Y si éramos pocos,ahora están las abuelas de la Autonomías pariendo chorradas históricas en sus lenguas vernáculas.

Desde el nefasto día que, cosa rara, todos los políticos se pusieron de acuerdo en aquello de gestar la inutilidad del gastazo de la Autonomías, cosa que algunos ni lo vimos ni lo vemos tan claro, y así lo hicimos constar por escrito, dineros aparte y garbillar agua, que es mucha, las Autonomías están desvirtuando la cronología y los hechos que acontecieron en tiempos de atrás, según el gusto, en algunos casos, en muchos se puede anotar, de cualquiera que se levante con amores regionales patrios, que suelen estar muy vinculados a jornales de más de cinco mil euros por mes y mesa vacía.
Los catalanes, que nunca fueron un reino independiente, y cuando emitieron moneda propia, lo hicieron de cobre y bajo el control real central, en base a un privilegio especial otorgado por el Rey de España al Duque de Arbeca, una merced que no estuvo depositada en ninguna otras manos de los llamados nobles, Grandes de España, pero que es más anecdótico que otra cosa.
Pero si los catalanes quieren hacer un referéndum y dejar de pertenecer a España, es un asunto que costeado por el bolsillo particular de ellos, si da que sí, lo mismico que no hemos derramado ni una lagrimica en el adiós inglés a Europa, creo que muchos españoles nos vamos a quedar como nos hemos quedado con el adiós a Inglaterra por la cual no hemos sacado el pañuelo del bolsillo para agitarlo en la despedida.
Cuando el río Segre, entre otros ríos tenía su arena aurífera, cuando los pueblos ilergetes pululaban por aquellas tierras, y la democracia, más tarde, fue un motivo de mucho cuidado a tener en cuenta, no en vano en las Cortes de Monzón, bajo el reinado del rey de luto Felipe II, corriendo el año de 1.585, a poco si no el propio rey se va con el que, según juraban los curas, representaba en la tierra por causa de un tabardillo que la afluencia de gentes de distintas leches y mosquitos causó, al terminar el recuento de muertos habidos durante la inutilidad de las citadas Cortes Generales de Aragón, la cifra superó las mil quinientas personas que dejaron de respirar, el asunto, por aquel entonces, no era para dejarlo de lado.
En las Cortes Generales de Aragón, siempre, fuera el siglo que fuera cuando se reunieron, cosa que de una vez para la siguiente pocos fueron los perlado o nobles que sobrevivieron a sus amplios ciclos constituyentes, el problema más costoso de resolver era la situación de la distribución del lugar de los asientos para los asistentes, porque todos, ya por aquellas alturas de escaso o nulo aseo, de abundancia de olor a “compañerismo”, todos quería estar en primera fila o presidiendo, viniendo el tufo de donde viniera.
Cuando hubo que quitar la monjas de Monserrat y poner monjes de San Benito, armados hasta los dientes porque la sierra entre bandoleros y gentes con otras intenciones era todo una verbena noche y día, no se tomaron las medidas pertinentes, tal que ahora, y aquellas ricas tierras catalanas, valencianas y aragonesas, por el mucho apretar de sus nobles de entonces que se quedaban con la lana y el pellejo también de las ovejas, acabó todo en que los villanos se tuvieron que tirar a los caminos y fueron tierras de abundancia de bandoleros, aunque Andalucía tenga la fama del bandolerismo, ellos tuvieron la lana y la pelleja.
La ciudad de Barcelona, de la que dice el primero que la describió en crónica desinteresada, el italiano Rufo Festo, que dijo que era “alegres sillas de los ricos”, al tiempo que unos mil doscientos años más tarde el notario apostólico que viajaba junto al rey don Felipe II, su hijo el príncipe y con dos de sus hijas en su viaje por sus reinos de Aragón, Cataluña y Valencia, dio fe de que Barcelona “se puede igualar a cualquier ciudad de España”, palabras que enfrían  muchos ardientes comentarios sobre la pujanza y los amores locales y regionales.
En la época que viajar no era nada asequible, y mucho menos para un séquito real que llevaban caballos que demandaban pienso, y muchos caballeros que no les gustaba dormir al raso, y por entonces el negocio de los hoteles construidos con dinero público para fomentar el turismo no se había generalizado, pero estaba empezando; cuando caminar una legua “si es mojada, cuéntala por jornada”, el sólio de hacer acto de presencia en las sillas reales al efecto instaladas en todos los reinos virreinos, no se debe de confundir que la no presencia del rey, no significara que el virreinato fuera un reino independiente.
Los pueblos y gentes que poblaban la actual Cataluña, y por nombra una de sus ciudades más importantes, Barcelona, por gentes laietanos y demás, fueron vencidos por la gente Goda, que precisamente implantaron la primera silla real goda arriana en la dicha ciudad de Barcelona.
Después, en los años siguientes, el trueque histórico vaticano de cambiar una lucha religiosa entre cristianos peninsulares de más de mil años por algo que llamaron lucha contra el islam y los moros, costará mucho años desterrar de lo que realmente ocurrió, que para que no se conociera, se quemaron todos los documentos al respecto que daban luz y lumbre a los hechos.
Y si éramos pocos; si con los vaticanistas y después los franquista y los Usas, todo ha pasado y lo han inventado y gestado ellos, ahora están las abuelas de la Autonomías pariendo chorradas históricas en sus lenguas vernáculas.
Salud y Felicidad. Juan Eladio Palmis.

Salir de la versión móvil