¿Quién y cómo se sufragó la ‘Independencia’ de América? VII

Lo que se destruyó con los procesos separatistas de América en lo político, en lo social, en lo económico sería muy largo de explicar…

 

 
Hoy ningún país surgido tras la gran asonada del siglo XIX tiene significación alguna en ningún campo. Desde España hasta Filipinas todos estamos sometidos al dictado de quienes procuraron y consiguieron romper lo que el pueblo español no supo mantener.

Por ejemplo, según Jerónimo López Soldevilla, “el virreinato de Nueva España constituía la estructura política más grande del hemisferio occidental a fines del siglo XVIII. Su territorio circunscribía el México actual, América Central, Cuba, Puerto Rico, Florida, las islas Filipinas, las regiones costeras de Alabama y Mississippi, todas las tierras al oeste de este río, así como también pretensiones en Canadá occidental y Alaska. El núcleo del virreinato, sin embargo, lo formaba una región aproximadamente del tamaño del México actual. Esta área era la parte más poblada y rica del virreinato.”

México conformaba, quizá, la estructura más sólida del Imperio, y fue sustento indispensable en la lucha contra la invasión francesa en la península. Económica, política y socialmente era ya entonces el buque insignia de la Hispanidad.
“La economía de Nueva España era fuerte, se encontraba bien distribuida, y en su mayor parte funcionaba en forma independiente de la madre patria. Aunque los metales preciosos representaban el 84% de todas las exportaciones, la colonia no llegó a ser una simple monoproductora, y ello se explica, en que a pesar de su carácter predominante y dinámico, la minería sólo constituía un segmento menor de la economía colonial. En 1800, la minería contribuyó con 27.95 millones de pesos, o el 13% de la producción anual de México, mientras que la industria manufacturera computó 55 millones, o el 25%; la agricultura 138.63 millones, o el 62%.”
Se trataba de un sistema social destinado a encabezar el desarrollo del mundo, y esa era una cuestión que no escapaba a la atenta mirada de los enemigos históricos, volcados como estaban en controlar el comercio mundial, que inexorablemente empezaría con el triunfo de las revueltas secesionistas. Desde entonces, las exportaciones inglesas lo coparon todo, y consiguientemente el deterioro del comercio interior de lo que antes había sido una nación, se vio notablemente deteriorado.
México acabaría siendo bocado apetitoso del imperialismo neobritánico, que acabaría mutilando el antiguo virreinato, dejándolo sometido a la voluntad de las potencias que con tanto ahínco procuraban la destrucción de España… y la “libertad” de sus territorios. Pero no fue suya la culpa, sino de quienes, desde dentro, posibilitaron su triunfo. ¿Y cual fue el resultado económico subsiguiente a la separación de México en la población? Un largo periodo de deterioro y de miseria. “El ingreso per cápita de México descendió de 116 pesos a fines del periodo colonial, a 56 pesos el año 1845.”

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