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¿Para qué fue a Cuba el Ministro Catalá?

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El Ministro de Justicia de Mariano Rajoy se fue a Cuba esta semana para, como afirma rotundamente la página oficial de la Moncloa: “promover la colaboración entre ambos ministerios mediante el intercambio de experiencias y buenas prácticas que contribuyan al desarrollo y armonización de políticas públicas, normas y procedimientos en materia de Justicia”.
Este viaje, orquestado por uno de los ministros más importantes dentro del aparato político español, pretende borrar la insatisfacción que ha causado entre los isleños la maniobra de evitamiento diplomático, encabezada por el Ejecutivo y la Casa real; quienes ante las razonadas críticas de la sociedad civil, se lo han pensado dos veces antes de poner las pies en una isla, abierta sí a los negocios –aunque no pague con la regularidad que se espera-; pero aún infrecuentable desde el punto de vista moral, tras el actual cambio de rumbo ejecutado con maestría por la administración norteamericana estos últimos meses.
Desde el punto de vista legal no hay nada que decir. La Comunidad Europea ha restablecido las relaciones con Cuba. Incluso hace un par de semanas, la Comisaria F. Mogherini hizo un viaje, donde el buen rollito de la Unión con los Castro quedó manifiesto en una conferencia de prensa durante la cual, expresándose en español, Europa condenó “El bloqueo” y abundó en otros tópicos izquierdosos del peor gusto.
Pero Mariano Rajoy no es tonto y sabe que el tema cubano es un terreno movedizo en el que puede dejar las pocas plumas que le quedan. En fin, que él ya no está para seis horas de jetlag por mucho a que lo empujen a tomar el avión los negreros de la hotelería, encantados de explotar una masa salarial sin derechos básicos en la isla desde hace casi 40 años. Para “promover la colaboración”, no hace falta desplazarse hasta allá, basta utilizar la red de consulados cubanos en España (más de diez, cuando España tiene en Cuba uno solo) o utilizar los canales privados de los negreros que han sabido mostrar su eficacia todos estos años, como lo prueba el reciente acuerdo obtenido por Be Live, la división hotelera de Globalia, para explotar un campo de golf  y varios instalaciones en la isla.
Porque vamos a ver, asuntos pendientes hay mogollón.
Empezando por el de las indemnizaciones a los españoles expropiados por La Habana y maltratados por Felipe González. Recordemos que el Tribunal Supremo denegó la posibilidad de que España compense a las víctimas españolas de la dictadura castrista. La sentencia señalaba que los derechos de los propietarios españoles despojados por Castro estuvieron bien protegidos en el Convenio firmado por González y la dictadura en 1986.
Si de veras el ministro hubiera querido utilizar su viaje para resolver algún problema concreto; al menos tendría que haberse puesto en contacto con la Plataforma ciudadana que promueve el reconocimiento de los derechos de los españoles de Cuba retornados a la Seguridad social. Un convenio que España ha firmado con varios países hispanoamericanos pero no con Cuba. ¿Por qué? Nadie lo sabe.
Otro problema en que el Ministro podría haberse interesado es el de los 75 mil expedientes de nacionalidad bloqueados hace más de nueve años en el Consulado de La Habana. Escudarse tras la falta de medios, como lo viene haciendo el ejecutivo que sirve el señor Catalá no es suficiente, porque otros consulados (como los de Argentina y Venezuela)  con las mismas dotaciones trataron en su momento un mayor número de casos y los resolvieron sin problemas. Además, como lo ha mostrado el bufete de abogados DobleR, en dos años, bajo gobernanza socialista, se resolvieron más expedientes que en los casi seis que lleva la derecha en el poder en España. Durante su reunión con la comunidad española de Cuba el domingo pasado, Catalá les ha dicho lo mismo que les han contado todos los funcionarios que han venido de vacaciones a la isla antes que él, o sea nada.
Por último el Ministro podría haberse preocupado por la falta de representación juvenil en la dirección de las asociaciones españolas de la isla, financiadas por el contribuyente peninsular para que sirvan de cadena trasmisora al régimen de La Habana y contribuyan a pisotear los derechos de los españoles de Cuba, que son tan ciudadanos como los de Murcia pero sin derechos, a pesar de que los ampara la Constitución de 1976.
Aun así, el viaje ha sido un éxito, lo prueban las fotos hubo muchas, muchísimas fotos, con el secretario del Consejo de Estado, Homero Acosta, con su homóloga Esther Reus, con el presidente del Tribunal Supremo Popular de Cuba, Rubén Remigio Ferro…; y como no podía ser menos, con los negreros representados por los empresarios españoles en La Habana. “Somos el país con mayor número de empresas en Cuba en sectores estratégicos como el turismo o las infraestructuras” afirmó orgulloso el Ministro, sin preocuparse un segundo por las condiciones de trabajo de esa masa laboral, explotada en condiciones de casi esclavitud por esos mismos empresarios. Sin que a nadie le importe.

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